jueves, 31 de mayo de 2012


A favor o en contra  


Un simple reclamo lo convierte a uno en contradictor del gobierno de turno, porque es inevitable que quienes llegan al gobierno de la ciudad se conviertan en los dueños automáticos del sistema. Pero aunque no les guste y lo hayan criticado antes, les toca salir a defenderlo, convirtiéndose en únicos responsables del problema del día. 
Por otro lado, los aliados naturales que debería tener el sistema, los propios operadores, han perdido toda posibilidad de actuar como tales, pues se convirtieron en los malos de la película. Se les dice de todo: ricos, explotadores, aprovechados… 
Se les achacan todas las culpas del despelote: si hay congestión, es porque sacan muchos buses; si hay gente esperando es porque ellos esconden los buses, cuando la empresa TM está precisamente encargada de coordinar y de ordenar cuántos buses salen y en qué momento. 
Si las losas están quebradas, ellos ayudaron con el sobrepeso. Si la tarifa está muy alta es porque se están ganando más de lo que les corresponde, cuando todo, absolutamente todo en el sistema está calculado, controlado y vigilado por TM, según las reglas del juego previamente definidas en los contratos. 
No se trata de defenderlos, pero en todo caso es preciso poner las cosas en perspectiva y considerar que, como en cualquier negocio privado, buscan optimizar sus ganancias y en todo caso se atienen a las reglas de juego que se fijaron para el funcionamiento del sistema. Si no nos gustan habrá que cambiarlas, pero no se les puede juzgar por apegarse a ellas. 
Con el tiempo se convirtió al final de cuentas en toda una celebridad: del resto del mundo hacen paseos para venir a verlo y Transmilenio es la única empresa que cobra por el tour; también vende asesorías, lo que se ha convertido en otra fuente interesante de ingresos. Efectivamente lo han copiado en más de 50 ciudades en el mundo. Por años nos hizo sentir orgullosos y así lo promovimos entre propios y ajenos: orgullo de Bogotá.  
Pero… la ciudad siguió creciendo, los pasajeros aumentando y el sistema se quedó estancado. El número de usuarios atendidos pasó de 1,2 millones en 2006 a 1,75 millones en 2012, sin construir ni un solo kilómetro adicional. 
[Salto de línea automático]El número de usuarios atendidos pasó de 1,2 millones en 2006 a 1,75 millones en 2012, sin construir ni un solo kilómetro adicional. 
Las rutas alimentadoras se multiplicaron también, pero son insuficientes para atender una ciudad enorme, viva y activa como Bogotá. El sistema no da abasto, la gente viaja incomoda, apretada, asfixiada, los ladrones lo usan como oficina; los buses no alcanzan, los alimentadores no llegan, las calles se siguen rompiendo, la plata no alcanza para arreglarlas. Si se aumenta el número de los buses, se reduce la velocidad y vemos colas ininterrumpidas, como en la Caracas, que parece una sola la fila roja desde el Tunal hasta la 170. 
 

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